Hoy llevo el timón de mi barco y la luz del sol es hermosa….me encanta sentir que soy yo quien lleva mi barco, navegar en un mar en calma me parece sencillo…
De pronto aparecen unas nubes grises y siento angustia dentro de mi, amenaza tormenta, lo sé por su color, no puedo volver hacia atrás ya que en algún momento las nubes me alcanzarán… decido continuar…respiro…
Me invade el miedo, no es posible en ese momento cambiar las circunstancias, ya que son las naturales… y entonces llega la lluvia, decido colocarme el chubasquero, es mi protección, pero el mar ya no está en calma y se bambolea mi barco, el timón se mueve de un lado a otro y se confunde en ese momento la lluvia con mi llanto, con mis temores…
Como no puedo luchar, tomo el timón y decido llevarlo al compás del momento… si hay tormenta, la recibo, me aferro a la vida y confío, una ola puede hacer que dé un golpe de timón pero yo sigo ahí, no me escondo… La naturaleza del mar es así y lo siento como la vida cuando aparecen situaciones inesperadas, esos reveses que significan un cambio de rumbo, de perspectiva. Un sacudón contra el que es imposible hacer frente…
Y entonces deja de llover y me doy cuenta, que algo he aprendido, de mi y de lo que me enseña el mar…
«NINGÚN MAR EN CALMA HIZO EXPERT@ A UN@ MARINER@»